“La prueba psicológica que nos aplicaron me abrió los ojos. Yo pensaba que solo estaba cansado, pero en realidad tenía altos niveles de estrés y síntomas de depresión. Gracias a los resultados, pude entrar a un programa de apoyo emocional donde trabajamos temas como la resiliencia, la empatía y la gestión del enojo. Hoy tengo más herramientas para cuidarme y apoyar a mis compañeros también. Me di cuenta de que pedir ayuda no es debilidad, es el primer paso para mejorar.”